Mi lista de blogs

lunes, 25 de mayo de 2015

"DON JUAN TENORIO", de José Zorrilla

La obra leída es Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, que pertenece al Romanticismo, movimiento literario que se desarrolla a lo largo de la primera mitad del siglo XIX y que ensalza el subjetivismo y la emotividad por encima de la razón. La obra es un drama fantástico-religioso dividida en dos partes: la primera consta de cuatro actos y la segunda de tres. Entre una y otra parte han pasado cinco años y cada una abarca una noche. No hay pues unidad de tiempo y tampoco se respeta la unidad de lugar, pues la acción transcurre en diferentes escenarios (posada, convento, casa de don Juan, cementerio...).

Es la versión más famosa y popular en España del mito de don Juan. Hay varias diferencias entre esta y la obra de Tirso de Molina (El burlador de Sevilla, siglo XVII), pero una de las más importantes tiene que ver con la finalidad que se busca. Zorrilla no pretende adoctrinar al público (como sí intenta Tirso), sino deleitarlo con la emoción de los sentimientos, conmoverlo con las grandes pasiones que torturan a los protagonistas y plantear en escena el destino trágico del hombre romántico del que parece no poder escapar.

El personaje central de la obra, don Juan, proviene de la tradición literaria universal: caballero libertino, seductor y fanfarrón, cuyas pasiones están dominadas por el destino, que le obliga a ser siempre él mismo (el conflicto de don Juan es verse predestinado a una forma de ser predeterminada por su pasado y por la fama de su leyenda que le pesa como un lastre). La aportación personal de Zorrilla al argumento es la redención (salvación) de don Juan, que acaba arrepentido de todos sus fechorías gracias al amor, del que tantas veces se ha burlado. Doña Inés, la novicia, adquiere gran importancia ya que es quien salva a don Juan confiando en él. Hay, además, toda una serie de personajes secundarios que enriquecen la obra: el antagonista, don Luis Mejía, que es similar a don Juan, el padre de doña Inés; don Gonzalo de Ulloa, que representa el código del honor clásico; Brígida, la criada de la novicia, constituye un eco de Celestina; Ciutti, sirviente de don Juan, es el gracioso de nuestro teatro del Siglo de Oro...

Los rasgos románticos más relevantes de esta obra son: los lugares tenebrosos y solitarios (el cementerio), la presencia de lo sobrenatural (fantasmas, estatuas que cobran vida...), la evasión a tiempos pasados (la obra está ambientada en el siglo XVI) y el individualismo y el afán de transgresión, de romper las normas establecidas que se plasma en la figura del protagonista.

Está escrito en versos de gran sonoridad, pero un tanto descuidados y abundan las rimas fáciles. Son versos que resultan sumamente pegadizos y a ello deben su celebridad: "No es verdad, ángel de amor..."