LA MÍSTICA
En
el siglo XVI aparece tardíamente en España una literatura ascética y mística, cuyo esplendor se había producido en
otros países un siglo antes.
Ø La
literatura ascética se ocupa de los
esfuerzos que el espíritu debe realizar para alcanzar la perfección moral.
Ø La
literatura mística trata, en prosa o
en verso, de los fenómenos, difícilmente describibles, que experimentan algunas
personas (las místicas) al entrar el alma, a través de la oración, en contacto
directo con Dios.
La
ascética es una parte de la mística: todo místico debe ser un
asceta. Pero no todos los ascetas logran vivir experiencias místicas. Estas son
un regalo de Dios a almas absolutamente excepcionales.
VÍAS
MÍSTICAS
Según
los místicos, el alma, hasta llegar
a la unión con Dios, pasa por tres fases (momentos) o vías:
·
Vía
purgativa: mediante la penitencia,
el alma se limpia, se desentiende del mundo y solo ansía la presencia de Dios.
·
Vía
iluminativa: la ilumina
un saber especial, nada parecido al saber mundano, cuando se ha sometido en
todo a la voluntad divina.
·
Vía
unitiva: se funde
con Dios mismo, produciéndose el éxtasis,
en el que se anulan todos los sentidos. El gozo que se produce es inefable (no se puede describir o
explicar con palabras). En otras culturas se denomina nirvana y en español
también recibe el nombre de arrrobamiento.
Geniales escritores
místicos fueron Santa Teresa de Jesús
y San Juan de la Cruz.
SAN
JUAN DE LA CRUZ
1.- VIDA
Abulense
como santa Teresa, nació en Fontiveros (Ávila) en 1542 en un medio social muy
humilde. A los veintidós años ingresó en la orden carmelita y estudió Filosofía
y Teología en la Universidad de Salamanca, y allí debió de conocer a fray Luis
de León. Su inclinación por la vida austera le hizo unirse a la reforma de la orden carmelita cuando
conoció a Teresa de Jesús en 1567. Participa activamente en la reforma del
Carmelo, lo que le valió la prisión en Toledo en condiciones humillantes.
Sorprendentemente, comienza entonces su labor poética. Escapa en 1578 de la
prisión y se refugia en un convento de carmelitas descalzos. Alcanza
importantes puestos en la orden y desarrolla gran parte de su incesante
actividad reformadora en diversos lugares de Andalucía. Al final de su vida
sufre nuevos conflictos en la orden y muere en Úbeda en 1591.
1.- OBRA
La
producción poética de Juan de la Cruz es muy breve y, sin embargo, alcanza con
ella un lugar señero en la lírica universal. Compuso tres grandes poemas: Cántico
espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva.
Además escribió otra veintena de poemas, más breves, de desigual valor.
Escribió
un comentario en prosa de cada una de sus
obras en verso para explicar el sentido de los textos verso a verso y casi
palabra a palabra.
El
Cántico
espiritual fue probablemente compuesto hacia 1577 y reelaborado después
de forma constante. El poema consta de cuarenta
liras que siguen muy de cerca el Cantar de los Cantares bíblico. Es
un diálogo entre la Amada y el Amado, al que aquella ha buscado por valles y
montañas hasta encontrarlo. Se pueden distinguir las tres vías místicas.
La
Noche
oscura (1584) consta de ocho
liras en las que la Amada, tras salir disfrazada de su casa por la noche,
se une plenamente al Amado. El alma, en su noche (es decir, mediante el
abandono de todas las apetencias mundanas en la vía purgativa), se escapa de su casa (de su cuerpo), guiada
exclusivamente por el amor que en ella arde (vía iluminativa) hasta alcanzar la unión con Cristo (vía unitiva). Frente a los intentos
místicos de fray Luis de León, se apreciará en san Juan de la Cruz la audaz
fuerza amorosa de sus expresiones, su impetuoso vuelo espiritual.
La
Llama
de amor viva (1584) expone en cuatro estrofas aliradas de seis versos
no ya la búsqueda y unión con el Amado, sino las sensaciones amorosas que
expresa la Amada en la unión misma.
Los
poemas menores ¾romances,
canciones, glosas¾ desarrollan
motivos muy similares. Su valor es inferior al de los tres grandes poemas,
aunque hay algunos de notable calidad como “Un pastorcico solo está penado…” o
“Tras de un amoroso lance…”
2.- TEMAS
Sus versos son fruto de sus experiencias místicas, las cuales son, de suyo, inefables. De ahí
sus expresiones extrañas de difícil comprensión. Pero, ¿puede ser “explicada”
una poesía surgida de un momento no
gobernado por la razón, sino por una especial iluminación y un contacto con Dios?
El mismo san Juan advierte que sus poesías no pueden explicarse con exactitud y que
cada lector “se aproveche según su modo y caudal de espíritu”. Lo que debemos
saber es que, aun cuando, a veces, no entendamos sus versos, nos emocionarán y
nos fascinarán.
En su empeño de comunicar sus experiencias místicas (amor
divino, unión con Dios), san Juan –siguiendo el ejemplo del Cantar de los Cantares- encuentra que lo
mejor para dar alguna idea de ello es acudir al amor humano como símbolo.
Por eso toda su poesía será poesía de amor. En sus versos encontramos las más intensas
peripecias de la experiencia amorosa, de las más torturadoras a las más
gozosas, de las más tiernas a las más ardientes. En ningún poeta es tan intensa
la pasión de amor –divino en este
caso-, con el incontenible deseo –y logro- de la fusión con el Amado.
Junto a ello, como Garcilaso, hay en sus poemas elementos pastoriles y bucólicos, con
deliciosas notas de paisaje. Esta
naturaleza, cuya belleza es reflejo de la belleza de Dios, conduce a Él (platonismo cristiano).
3.- ESTILO
El poeta tiene que forzar el lenguaje, acudiendo a insólitas antítesis, paradojas y oxímoron, y, sobre todo, a “extrañas
figuras”: imágenes, metáforas, símbolos
y otros hallazgos insólitos que incluso a él le parecían “dislates”.
Todo ello con una increíble vehemencia lo que confiere a la poesía de san Juan de la Cruz una hondura y una belleza inigualables.
4.- CIMA DE LA LÍRICA
ESPAÑOLA
San Juan es, por supuesto, una figura cimera de la
literatura religiosa de nuestro Siglo de Oro. La admiración por su poesía es
compartida por todos los críticos, sean creyentes o no. Con criterios
estrictamente literarios su obra poética se sitúa en la más alta cumbre de la
poesía española de todos los tiempos.
TEXTOS
Noche oscura del alma
En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
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